Gurgeh era uno de los mejores jugadores que había habido nunca en la Cultura, maestro reconocido de todos los tableros, ordenadores y estrategias. Aburrido de su éxito y forzado por las circunstancias, Gurgeh se encontrará a sí mismo, en el imperio de Azad, enfrentado al juego supremo, un juego tan complejo y modelado con tanta exactitud, de acuerdo con las reglas de la existencia, que el ganador es proclamado Emperador. Víctima de un chantaje y sin verdaderas alternativas, Gurgeh se ve obligado a participar en él, enfrentándose al mayor de los desafíos y poniendo en juego su propia vida.