José Moselli fue uno de esos escritores sin libros de principios del siglo XX. Gran escritor de folletines, colaboró con la mayoría de las revistas de la época. No queda casi nada de su impresionante producción. El fin de Illa (1925), una verdadera premonición del Tercer Reich, incluso en los nombres de los héroes (Limm = Himmler), sigue siendo una novela cautivadora, una obra maestra del género. Este estilo sin adornos hizo que José Moselli se convirtiera en uno de los autores favoritos del general De Gaulle.
En Illa, una ciudad próspera e «ideal», la gente vive hasta los 200 años alimentada por el vigorizante aroma de las máquinas de sangre. Estos habitantes, bajo el dominio del dictador Rair, están ya en la frontera de la humanidad. Rair planea colonizar la ciudad vecina de Nour y llevarse un gran número de jóvenes sanos para sustituir a los cerdos en las horribles máquinas, alargando así la triste vida de los moradores de Illa. Una novela horrible, inquietante y sin moral.
José Moselli fue el nombre de trabajo del autor francés Joseph Théophile Maurice Moselli (1882-1941), que también escribió como Pierre Agay, Jacques Buridan, Captain Harry, Jules Dupont, Explorateur, J. Fauconnier, Jim Houch, Ledam, Jacques Mahan, Nord-55-Est, Nord-55-Ouest, Jacques North, Pierre de Villebrune. Aunque participó en la Primera Guerra Mundial parece que su servicio activo se limitó al frente de Salónica. Se especializó en folletines y otras obras periódicas, sobre todo para revistas francesas de estilo pulp, y ninguna obra de su gran producción apareció en forma de libro hasta después de su muerte. De gran interés para la ciencia ficción es El fin de Illa (20 de enero-9 de julio de 1925, publicada en Sciences et Voyages); esta novela describe el conflicto entre las ciudades de Illa y Nour, mostrando como de pasada una civilización extraordinariamente avanzada en términos de tecnología, lo que incluye armas nucleares, campos de fuerza, platillos volantes, energía solar y esclavos simios diseñados genéticamente. Desgraciadamente, Illa, que se ha convertido en una distopía fascista, desencadena una guerra nuclear «preventiva», representada muy gráficamente, con lo que la civilización que alberga ese mundo situado, podemos especular, en el continente mítico de Gondwana, termina. Existen muchas más obras de ficción de Moselli aparecidas en formato de revista, que esperan ser recuperadas. Quizá por eso mismo a Moselli se le ha denominado habitualmente como «el novelista sin novela».
JOHN CLUTE