En los relatos macabros de Días de Muertos, el mexicano Gerardo Lima nos acerca el México más oscuro, daimónico y primigenio. Rituales, niños milagreros del desierto, posesiones, narcotraficantes convertidos en santos, curanderas, lugares sagrados, antiguas diosas capaces de ofrecer ayuda o de convertir el mundo en pesadilla. La Santa Muerte y aquello que habita en lo más profundo de la noche, en lo más recóndito de nosotros mismos. Días de Muertos es un despliegue de terror puro, salvaje, primitivo y bello, una suerte de droga alucinógena para inducirnos un trance demencial.