Philboyd Studge, un autor de novelas de humor muy negro y decididamente molestas para los bienpensantes, decide a sus cincuenta años de vida escribir su obra definitiva, en la que aparezcan todos los personajes e historias que han quedado flotando como desechos de sus otros libros, todas las ideas que no aprovechó, todos sus recuerdos y hasta sus dibujos. Y Studge, que hace y deshace en su libro como si fuera Dios jugando con el universo, construye a partir del providencial encuentro entre su personaje favorito, Kilgore Trout, desconocido y cincuentón escritor de novelas de ficción científica, y Dwayne Hoover, un acaudalado vendedor de coches que descubre en un libro de Trout un «mensaje» que cree que está destinado sólo a él, una obra total donde cabe todo su caótico universo real e imaginario. Y así, en una novela ficticia que se despliega dentro de una novela real como una sucesión de muñecas rusas, o de cajas chinas, encontraremos los divertidísimos resúmenes de los libros publicados e inéditos del escritor Kilgore Trout, las venturas y desventuras familiares de Dwayne, el demente vendedor de coches cuya mujer se suicidó bebiendo un desatascador de tuberías y que tiene un hijo homosexual y pianista que no es precisamente su descendiente soñado, y también una miríada de sorprendentes personajes secundarios, algunos de los cuales ya han aparecido en otras novelas de Vonnegut, y otros que, como el inefable pintor Rabo Karabekian de Barbazul, retornarán como protagonistas años y libros más tarde...
Con "El Desayuno de los Campeones", Vonnegut ha escrito una de las grandes novelas de los años setenta. Los críticos han comparado esta exhuberante y divertidísima farsa sobre los mecanismos de la creación y la aventura de la vida con las obras de Lewis Carroll, y han visto en el ingenuo y a la vez sabio Kilgore Trout una peculiar y original versión de Alicia, trasplantada a la tremenda e inolvidable América de las Maravillas vonnegutiana.