«Una sonda de exploración no está preparada para llevar tripulantes.»
Ese fue mi primer pensamiento al recobrar la consciencia. Exactamente el mismo que antes de someterme a la sedación. Incluso llegué a pensar que el tiempo no había transcurrido y que por lo tanto seguía en la vaina de criosueño aguardando la ignición, lejos del control táctico de lo que iba a ser una exploración espacial teleguiada y paradójicamente tripulada por un único cosmonauta.