Me gustaría poder presentarme como el mejor chef de este universo, pero no va a poder ser. Es cierto que hubo un tiempo en el que lo logré, o al menos estuve muy cerca de conseguirlo, pero como bien diría mi exjefa Tera Salana, gracias a ese don tan natural que tengo a la hora de atraer los problemas e insistir luego en empotrarme contra ellos, lo eché todo a perder. No sé, tal vez pueda tener que ver con que tampoco es que sea una persona demasiado reflexiva. De hecho, siempre lo digo: lo mío es la acción. Pura y dura. Aunque no niego que me gustaría dejar atrás mi pasado como sicario de la Hermandad y poder volver a ser un cocinero prestigioso, pero quizás este no sea el universo ideal para ello. Qué sé yo. Tal vez no esté alineado para que yo lo logre. ¿O podría ser yo el que está desequilibrado? Sea por la razón que sea, lo seguiré intentado. ¿Y sabéis por qué? Porque no tengo ninguna intención de cruzar al otro lado del portal y darme un paseo por el universo de los yamiths. Soy impulsivo, sí, pero no estoy loco. Los conocí y os puedo asegurar que son una raza muy poco amigable. Por eso, prefiero lo malo conocido: seguir saltando de un mundo a otro dentro de la Federación y toparme con peligros menores; ya tengan que ver con zahirianos, clones o incluso Consejeras Doradas. Sinceramente, quiero habitar una galaxia donde pueda cocinar tranquilo y feliz, y mi mayor preocupación sea con qué menú os voy a sorprender mañana… (Cornis Bomper)