Después de la gran catástrofe, llegó la Era de la Simplificación: la ira de los simples se abatió sobre todos los sabios, maestros e investigadores. Todos los libros ardieron en la hoguera del odio y de la rabia. La abadía de Leibowitz se convirtió en el refugio de los pocos ilustrados que pudieron escapar; sus monjes, en los celosos guardianes de la Memorabilia, única biblioteca que se salvó de la quema.Y los siglos pasaron, esperando los monjes que aquel tesoro pudiera algún día abrir al hombre nuevas vías de conocimiento. Pero cuando el nuevo Renacimiento llegó, otro holocausto nuclear conmovió la Tierra y la peregrinación de la Memorabilia volvió a comenzar.Fue Premio Hugo en 1961.