Creéis que conocéis el infierno. Algunos piensan que lo han vivido; muchos que lo han visto. No basta con reproducir el más perverso vídeo de Internet. No basta con imaginárselo. Tras los pasos de una niña y un peregrino por las entrañas de la Parroquia, la mayor expresión de infamia conocida, los subsuelos arden. Las llamas se filtran por la corteza terrestre, repercutiendo de maneras que enajenan nuestra realidad.
Empezó con los espíritus, que llamamos huellas; y lo aceptamos. Pero su infestación nos desbordó. Siguió con los colores en el cielo…, con la paulatina aparición de nuevos astros en la noche. Con el desmoronamiento de nuestras leyes. Y acabó con descomunales manifestaciones de energía merodeando por los confines de la Tierra. O eso creímos.
Soy miembro numenario del Consejo Nocturno, el más imponente círculo de conocimientos y sombras que ha existido en Europa. No importa que muchos me crean muerto o fugado. Yo sigo rumbo al Acervo: el lugar donde duermen los libros sagrados. Los libros terribles. Llevo conmigo por estos caminos de jungla las cicatrices de la batalla de las logias. Conozco bien los móviles de esos banderizos capaces de descerrajarte un tiro en la sien y disolverte en ácido.
Lo hacen por las mismas razones que lo haría yo.
Los reinos cambian. Pronto necesitarán nuevos reyes.
AUTORES (por orden de aparición):