Tres fines del mundo es una especie de descripción de la realidad que nos rodea hecha a partir de la deconstrucción y la reducción al absurdo. Los relatos breves que componen el libro se relacionan entre sí no sólo a través de algún personaje o escenario recurrente, sino sobre todo por una especial concepción de lo fantástico que subyace a lo real y de esa misma realidad cotidiana que, aislada y hábilmente extirpada de todo contexto, toma la senda inequívoca de lo fantástico. En Tres fines del mundo conviven lo macabro, lo reflexivo, lo surreal, lo cotidiano y lo transcendental, todo ello servido en forma de pequeños bocados que, más que dejar al lector con mal sabor de boca por su brevedad, hacen que en su memoria persista un eco disonante mucho tiempo después de haber cerrado el libro.