José Torres Criado es de esas personas cuyos días parecen estirarse hasta alcanzar las 48 horas. Conocido entre sus amigos por sus incontestables dotes sociales y su capacidad para asistir a decenas de convocatorias de todo tipo puntualmente cada fin de semana (y entre semana también), lo puedes encontrar en un cumpleaños, en una barbacoa, atendiendo a unos amigos que vienen de fuera o en clases de italiano.
Ah, bueno. Y escribiendo. Eso sí que le ocupa horas, y es lo mejor que puede pasarnos a los demás: que escriba, que nos regale más obras creadas con ese talento excepcional mediante su prosa, tan carente de complejos como mordaz.
Por cierto: José Torres Criado es sólo una de sus múltiples identidades. En esta humilde editorial aún no sabemos cómo dirigirnos a él (en connivencia con otros personajes del mundillo literario solemos llamarlo El Ínclito, por abreviar), pero esto tampoco tiene demasiada importancia.
Tras vivir el terror desatado por nuestro autor en Imagen corporativa (Colección Soyuz de novela corta #14), ahora, lector, trabaja por objetivos. Como Dios manda.