El joven sociólogo, Paul Ellery, decidió preparar su tesis estudiando la composición social de un típico pueblecito del Oeste norteamericano. Y eligió Jefferson Springs, en Texas.Cuando terminó su investigación halló algo que lo inquietó: ese lugar era demasiado típico. Y cuando supo que ninguno de sus seis mil habitantes llevaba allí más de quince años, ese conocimiento alteró sus vigilias y aguijoneó sus insomnios.El día que Paul Ellery tuvo la respuesta a sus preguntas supo que Jefferson Springs era la avanzada de un nuevo mundo. Y que él -como todos nosotros algún día- tenía que elegir cuál era el suyo. A quien debía su lealtad más profunda.