«Respeta, haz que te respeten los trazos que te componen y harás eterna cada existencia que te habitó».
Los inicios nunca son fáciles, y para Bea el que será su primer curso en la universidad no está comenzando como esperaba.
Al recorrer el que será su nuevo hogar en la ciudad, un antiguo piso que perteneció a sus abuelos, no puede evitar sentir una punzada de inquietud. No solo porque la reforma del inmueble parece una tarea compleja, sino porque Bea tendrá que aprender a habitar entre unas paredes que absorben el aliento del tiempo y esconden los secretos de sus antiguos moradores.
¿Están vivas las casas? ¿Permean en ellas nuestros efluvios, calan nuestros pensamientos en sus muros cerrados? ¿Nos recuerdan?