No somos más que una mota minúscula en la inmensidad del universo. Que existamos o no es completamente irrelevante en el gran esquema de las cosas. Pero es nuestra mota y a quién le importa el gran esquema cuando tenemos nuestro pequeño rincón repleto de amor, odio, pasión y venganza. Acompáñanos en nuestra incursión al futuro de la humanidad. A fin de cuentas, qué no podríamos hacer nosotros, con toda nuestra creatividad e inteligencia disponiendo del tiempo suficiente. Tal vez podamos dejar de ser una mota irrelevante para convertirnos en algo más. O tal vez no.