Los inamovibles narra lo que le sucede a una familia cuando uno de sus miembros aparece un día petrificado: una entidad que es a un mismo tiempo un cuerpo, una esperanza, una imposibilidad e incluso una fuente de nutrición. Bizarra y oscura, hipnótica y extrema, onírica y perturbadora, Los inamovibles ha sido definida como un «relato familiar sucio y surrealista» que también es un inteligente comentario sobre la irrupción de las tecnologías de comunicación en nuestras vidas; una transformación inexplicable (no se sabe si divina o infernal) que asalta nuestro mundo a través de los sentidos, el lenguaje y el cuerpo. Como ocurre con las grandes narraciones, Los inamovibles es una novela-portal a lo desconocido, una conexión que ¿Cómo la época que nos ha tocado vivir? nos arroja a un estado perplejo e indefinido; un pasaje chamánico que revela formas impensadas y canaliza los cambios existenciales de la actualidad, perfilando un enigma para el que todavía no tenemos respuesta. Todo ello contado por una de las voces más salvajes y originales de la literatura inglesa reciente, con un estilo situado en un punto imposible entre Samuel Beckett y el body-horror, Eugène Ionesco y el gore-metal, La metamorfosis de Kafka y Canino de Yorgos Lanthimos.