Desde la temprana adolescencia padezco temblor esencial. Las manos me tiemblan constantemente, más la izquierda, aunque se me vea en aparente calma. Yo no sé qué vivencia en particular me dejó temblando para siempre. Manejo varias hipótesis: puede que me mordiera un diminuto ser rabioso, o tal vez escuché un determinado encadenamiento de palabras, en cierto tono, que me envenenó los nervios. Otras veces sospecho que fue un sueño que tuve a los catorce años, y que no recuerdo, o algo que no debería haber visto.