Las tensiones entre el pueblo caníbal de Mlotu y los empaladores de Dalpur van en aumento. La Danza de las Espadas lleva tres lustros sin celebrarse... Los caníbales han cruzado la frontera del río Sarián. Se dice que la primogénita de Ayelén de Mlotu ha muerto. Pronto habrá guerra. Tulgadaar, el envejecido emperador de Dalpur, la siente en los huesos.
Mientras tanto, Olvalee, el antiguo hechicero imperial de Dalpur, aguarda junto a su acólita la llegada del brujo Mbanu, quien ya lo derrotó en el pasado. Pero esta vez está preparado y finge morir mientras su alma escapa en alas de otro cuerpo. El buitre anfitrión del viejo hechicero Olvalee sobrevuela la batalla en la frontera entre los Pueblos Negros y las Tierras Secas. Del resultado saldrá el nuevo rey del continente…
Los Tambores de Anwara resuenan. El oricú ha levantado el vuelo. Los augurios no mienten, tampoco los huesos consultados por los chamanes. Ha llegado la hora de empuñar la lanza de nuevo, de que despierten los viejos dioses, de enfrentarse a los monstruos, también a los que laten bajo el pecho de los hombres