Hay quien diría que no hay nada más opuesto a la fantasía que la ciencia, pero ¿qué hay mas parecido a un mago en la realidad que un científico? Igual de excéntricos, cambian el caldero burbujeante por probetas y tubos de ensayo y la túnica estrellada por una bata con manchas extrañas y quemaduras. Con un simple gesto, cambian el color de la materia, hacen que florezca plata o que un líquido estalle. Todo esto parece milagroso a una persona ajena y, si son capaces de hacer todo esto... ¿Qué más podrán hacer? ¿Cuál es el límite de la ciencia?
Este ejemplar incluye tres relatos (publicados entre 1837 y 1844) sobre experimentos y sus locos (o no) autores —y las pobres víctimas que tienen que sufrir su genialidad—. ¿Qué harían estas personas, poseedoras del conocimiento más peligroso disponible para la raza humana, para eliminar las imperfecciones de sus seres más queridos? ¿Qué harían para protegerles del cruel mundo? ¿Qué para evitar su muerte?
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