Los héroes que hasta ahora hemos conocido siempre, han sido valientes, atrevidos e incluso extraordinarios, pero en Antaia hace mucho que los héroes han dejado de serlo y es entonces cuando surgen los demonios.
Niadda es reina y sacerdotisa, pero sobretodo madre. Durante el Mutbaal su daga se clava en los superviventes de la batalla, brota sangre de sus gargantas y el enemigo derrotado pide clemencia. Un aviso para que no se vuelva a alzar, una celebración para los soldados que defendieron la ciudad de Ranhás, y el precio de la victoria para ella. Sin embargo, todo cambia cuando descubre el brillo morado de una joya semienterrada.
Una historia de decadencia, en la que los fabulosos reinos permanecen subyugados, la magia se apaga como un mero recuerdo, las viejas razas ya casi no existen y los que deberían empuñar la espada beben vino hasta emborracharse.