El avión se acabó de detener con un pequeño salto. El metálico ocupante del mejor asiento del Hércules de las Fuerzas Aéreas Españolas, se incorporó.
— Susan, ya he ejecutado el emulador de español.
—Bien.
La única mujer que ocupaba el avión se levantó de su asiento, cogió su bolsa de mano y se dispuso a salir.
— Esperamos que todo haya sido de su agrado dijo el soldado que había atendido a los dos únicos pasajeros del viaje.
— Perdone, ¿cuál de los de ahí es el ministro de interior?
El soldado se acercó a la puerta del avión, junto a la mujer, y observando el grupo que se había formado al pie de las escaleras le contestó:
— El ministro de Interior y Defensa es el de barba y gafas.
— Gracias.
Pero el soldado no llegó a oírlo; su atención se centró en el hombre de metal, que dócilmente seguía a la mujer. En el cuartel, iba a estar muy solicitado. Él había atendido al único Robot autorizado a entrar en España y además la avejentada mujer era la mítica Doctora Susan Calvin de «U.S. Robots».
—¡Por fin!, pensé que esos periodistas no iban a acabar nunca. ¿Está cansada del viaje?.
—Sí, pero podré aguantarlo.
—¿Necesita algo? dejó caer el super- ministro, señalando al Robot.
—No, no, gracias. El mantenimiento de EX-235, es muy reducido explicó con dejadez la mujer.
—Bien, bien. Doctora Calvin, si no le importa entraremos inmediatamente en materia propuso, tendiéndole unos legajos de su cartera.
—Déselos a él.
El ministro dudó, le tembló el pulso. Tras un momento de indecisión se los acercó al robot; pero no se los dio directamente, sino que los dejó sobre la mesa. El robot EX-235, prototipo de la última generación y más conocido como Brain, los cogió y moduló en un perfecto castellano:
—Muchas gracias.
El soporte humano de la barba, no pudo menos que dar un pequeño respingo. Inmediatamente se serenó, no quería dar la impresión de ser un palurdo de provincias, que no soportaba la presencia del mayor hito de la tecnología humana.
—Como ya sabrá, doctora, nuestra legislación no autoriza la entrada de Robots en nuestro territorio —La mujer, asintió con la cabeza. —Pero nuestro gobierno ha hecho una excepción en este caso, debido a la gravedad de la situación.
—No se preocupe Sr. Ministro, seremos muy prudentes y EX-235 no se exhibirá más de lo necesario.
—Bien, bien— inevitablemente, como cada último medio minuto, la cabeza del ministro se giró para enfocar al inmóvil robot.
—Como iba diciendo, el asunto que nos ocupa es muy grave y sólo la intervención de una fuente neutral puede garantizar objetivamente los resultados de la investigación.
—Lo dejaron ustedes muy claro en sus comunicaciones anteriores. Se lo repito: los procedimientos y conclusiones de Brain, son imposibles de manipular sin que sus analistas lo descubran.
—Sí, sí. Pero lo que quiero que entienda— esta vez miró abiertamente al inexpresivo rostro del robot —es la naturaleza de la situación. Las continuas filtraciones de información confidencial nos hacen sospechar de la existencia de un espía.
—Sr. Ministro, esta información ya fue suministrada a «U.S. Robots». Pero lo que no entiendo, es por qué no lo arreglan ustedes internamente.
—Bueno doctora Calvin, como supongo que ya sabrá, la credibilidad del gobierno está ... —la pequeña sonrisa se convirtió en rictus cuando la mujer no mostró la complicidad que el ministro deseaba —bueno, es muy reducida. La oposición no admitiría que se la investigase sin aclaraciones y nuestros aliados internacionales exigen pruebas contundentes.
—Entiendo.
—Bien, pues entonces póngase a trabajar con su robot y solicite todo lo que necesite— El ministro más poderoso en España, desde la restauración de la democracia, se levantó, cogió su maleta y al salir de la habitación, no pudo reprimir echar el último vistazo al robot.
—¡Políticos! — susurró con asco para que el bruñido robot lo escuchase. Tal vez las cromadas facciones de Brain, se alteraron en señal de asentimiento, pero eso era algo que sólo Susan podía captar.
—¿Leonardo Montaña?
—Sí señor Presidente, ¡al habla!
—¿Es segura esta línea?
—Está confirmada plenamente.
—Bien, ¿qué te ha parecido? ¿Crees que planteará problemas?
—No, he informado a la doctora Calvin de la situación política en España y parece comprenderla perfectamente.
—Sí, sí. Leo eso ya lo sé. Lo que quiero averiguar es si podrá hacer el trabajo el robot—. El tono de voz del presidente del gobierno español delataba su impaciencia. —Tenía los mejores cerebros del gobierno y del partido en esta campaña; ¡no podía salir mal!
—¡Oh!, sí señor, faltaría más. La pinta que tiene ese cacharro es impresionante.
—La vieja, ¿se ha tragado lo del topo?
—No estoy seguro, pero no encontrará nada.
—Lo importante es que, los delegados de la comisión europea no tengan dudas, ¡eh, Leo!
—No se preocupe, tengo a los ordenadores de la Policía y del CESID conectados y mis mejores hombres de promoción están ya en la campaña.
—Estupendo. Mira Leo, la reelección depende de si podemos o no, culpar a la prensa y a la oposición de organizar una campaña contra el gobierno.
—Señor, todo está organizado. Las pistas de las filtraciones a la prensa están completamente borradas? dijo el super- ministro, con el tono de haber repetido las mismas palabras cientos de veces.
—?¿Seguro que ese cacharro no lo detectará?
—Totalmente imposible. Los ordenadores han sido formateados y los hombres convenientemente silenciados. Todo está controlado.
La doctora Calvin caminaba hacia la sala habilitada como sede central, más de cara al espectáculo, que de cara a la eficiencia. Tenía la sensación de que todo aquello era un montaje, pero los jefes se habían puesto muy pesados y los cuantiosos euros, con los que el gobierno español apoyaba su petición, acabaron convenciendo a todo el mundo. Incluso a ella.
—Brain, ¿lo tienes todo dispuesto?
—Sí, Susan. Los programas están introducidos en mi RAM y dispuestos para su ejecución.
—¡Vamos allá!. Comienza el show.
La entrada de la doctora hacía muchos años que no causaba una reacción así entre el público. Aunque de joven fue guapa, la edad no la había perdonado; por lo que no tuvo ninguna duda en el origen de los comentarios y movimientos del escaso, pero selecto, auditorio.
—Buenos días señores. Estamos apunto de iniciar la investigación dijo la doctora al grupo de militares y altos dirigente del país y del extranjero.
El más avanzado modelo de «U.S. Robots», el prototipo EX-235, explicará sucintamente la operativa de la búsqueda y aunque las pesquisas seguramente se alargarán, las dudas que se les presenten, se las aclararemos en cualquier momento.
El Robot se adelantó al centro de la sala y comenzó a hablar en un perfecto castellano, que causó la maravilla de los presentes.
—Buenos días, soy el prototipo EX-235 y tengo en mis bancos de memoria los programas que me capacitan para iniciar la búsqueda del individuo o grupo de individuos, que con su actuación están poniendo en peligro la estabilidad de este país.
Aunque la dicción era irreprochable, las pausas correctas y las palabras adecuadas, nadie escuchaba al primer robot que veían en metal y chips. Quizás, Brain percibiera la mirada de inteligencia entre el presidente y su super- ministro, pero continuó con el mismo ritmo, lo cual no parecía muy difícil para un robot:
—Los programas residentes en si son muy sofisticados, pero puedo facilitarles las premisas que constriñen mi actuación. Como ustedes muy bien saben, mi cerebro positrónico o memorias ROM, tiene grabadas indeleblemente las Tres Leyes de la Robótica:
Los líderes políticos y representantes de los países europeos lograron concentrarse en las palabras del robot, respaldadas por las proyecciones en los monitores de la sala. Brain siguió con su explicación:
—En esta ocasión, los programas que estoy preparando para ejecutar, se resumen en: Encontrar y mandar detener a cualquier traidor a España. Entendiendo por traidor cualquiera que habiendo jurado, o no, fidelidad a cualquier otro estado, ejecute órdenes de cualquier otro jefe de estado (o delegado suyo), que entren en contradicción con los intereses del estado español.
El silencio del robot fue aprovechado para un conato de conversación, que la doctora interrumpió.
—Antes de que el Sr. Presidente del gobierno inicie la ejecución de los programas, quisiera recordarles a todos ustedes dos cosas. La primera es que toda la información de las indagaciones estará a su entera disposición y que el robot EX-235 no es manipulable sin que los registros que les facilitamos lo delaten. Y en segundo lugar, difícilmente obtendrá resultados inmediatos, sino que será el tiempo y la colaboración de la policía española, que está garantizada por el Sr. Ministro de Interior, lo que conseguirá los frutos deseados. Y ahora, si no hay preguntas, Sr. Presidente, ¿quiere iniciar la búsqueda, por favor?.
El Presidente se levantó de su silla y con gesto grandilocuente pronunció:
—¡Que se inicie la búsqueda!.
El robot introdujo dos conectores que salían de los instrumentos en su cabeza, algunos pilotos comenzaron a parpadear. Casi inmediatamente un zumbido, procedente de la cabeza del hombre metálico, llenó la sala. Todos se sobresaltaron. La doctora Calvin se acercó rápidamente a Brain; el aparente buen funcionamiento del robot se corroboró cuando las pantallas de los monitores se iluminaron con el mensaje:
"He mandado detener a todos los curas.".
by PacoMan
En 1968 nace en el barrio Bellavista de Les Franqueses del Vallès (Barcelona), pero reside en Málaga desde hace más de tres lustros.
Economista y de vocación docente, impartió en la Universitat Autònoma de Barcelona y en la Universidad de Málaga. Sigue impartiendo, para matar el gusanillo, en ESESA (Málaga) y en Vértice Business School (On-room).
En la actualidad, trabaja de Director Técnico en la corporación empresarial de una entidad financiera andaluza.
Aficionado a la Ciencia Ficción de toda la vida y activo en el Fandom desde siempre, hace muchísimo tiempo que no escribe ficción. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog: http://bypacoman.blogspot.com.es/
A veces, colabora en el blog de Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com.es