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¿Queda algo por hacer?

Verón, Daniel

   La misión continuaba interminablemente por supuesto. Fueron muchas las razas con que se encontró la flota dirigida por el Supremo Solrak. No sólo recorrieron numerosos mundos en los cúmulos de Triángulo sino también en Cochero y en Cangrejo. Hagamos un repaso de algunos:

   En Silar-9 se encontraron con una raza que rehuyó su presencia por creerlos nada menos que invasores de su mundo. Desde ya que no tenían interés en ellos ni creyeron en la misión de paz que llevaban como representantes de la Federación.

   En Yante-3, en cambio, hallaron solamente las estructuras que sobrevivieron a una raza desaparecida hacía pocos cientos de años. El paisaje se veía como si todo estuviese listo para vivir allí o hubiese sido repentinamente abandonado. Dado que muchos edificios estaban en pie, a algunos oficiales se les permitió permanecer por un tiempo.

   En Sumis-5 existía una raza de tipo SH (Semi-Humana) que controlaba el clima no sólo en su mundo sino en otros de su sistema planetario. Este era el motivo por el cual lograron expandirse mucho más, si bien el número total de individuos era relativamente bajo.

   Más allá, en el sistema de la estrella Capcom, Solrak y los suyos se encontraron con el extraño fenómeno de una estrella que parecía “alejarse” conforme ellos se acercaban. Algo así ya habían observado anteriormente en otros lugares y parecía realmente el retroceso de un ser vivo al detectar un peligro.

   Fue muy interesante todo lo hallado en torno a la estrella Rigel-9 ya que allí el sistema planetario había sido destruido por la supernova en que se convirtió aquel sol. Quedaban, sí, fragmentos rocosos de distinto tamaño. Allí, los científicos descubrieron indicios de distintas formas de vida que hubo en varios de ellos. Esta fue entonces una prueba más de lo que deja la evolución estelar en muchos casos.  

   -Almirante –dijo Silaber, el principal oficial-, esto es muy ilustrativo, señor. A decir verdad, estos seres NO tuvieron tiempo de evolucionar lo suficiente.

   -Ya veo –murmuró Solrak. Hoy lo hemos comprobado nosotros, pero habrá otros que también lo verán un día.  

   En Kalas-20, los federales encontraron precisamente lo contrario: un mundo habitado por varias razas muy distintas entre sí pero que convivían en perfecta paz ocupándose cada una de lo suyo. Y estaban tan acostumbradas a esa convivencia que ninguna sentía interés por las otras. Es decir, conformaban una sociedad multi-racial e independiente entre sí.

   En Balain-7, en cambio, había una raza MH (Modelo Humano) en donde los federales descubrieron un extraño fenómeno. ¿De qué se trataba? Allí el espíritu de cada individuo “intercambiaba” su lugar con el espíritu de otro. Llevó un buen tiempo a los científicos de Solrak descubrir el por qué. Al parecer, los balains conocían el viaje en el tiempo pero la orden de realizarlo partía, en todos los casos, desde el futuro gracias, al parecer, de los “futuros” tal como eran llamados. Era como si, al ver debilitado a un individuo, los futuros decidían el “intercambio” por uno mejor y así rotativamente en los demás individuos de la raza.

   Solrak creyó que, detrás de estas decisiones, debía existir alguna otra causa, pero esta vez prefirió no intervenir y ordenó seguir viaje.

   En Hanomas-6 solamente encontraron seres inferiores de tipo SH (Semi-Humano) que, más bien, huían ante su presencia. Por supuesto que los interrogantes eran muchos pero Solrak prefirió dejarlos tranquilos. Evidentemente su presencia no haría más que inquietarlos.

   En Kaluha-10, y luego de un buen tiempo, volvieron a encontrarse con una especie de alianza de razas que abarcaban unos 7 sistemas solares. Tal como se comprobó después, se trataba de seres MH que estaban, apenas, un escalón por debajo del nivel del HS (Hombre Solar).

   -Es algo así como si los terrestres de fines del siglo XX ya hubieran conocido los viajes estelares –explicó Silaber.

   -Ya veo.

   Desde un principio Solrak demostró interés en conocerlos y fue así que visitó los 5 sistemas principales de aquella región, cada uno con su raza principal. El mismo almirante despertó, a su vez, el interés de aquellos hombres y, en el citado planeta Kaluha, se armó una gran recepción en su honor.  

   En representación del Imperio Kaluhano fue recibido por el Imperator Simer-Meris. Para todos ellos era un honor recibir a alguien como el almirante Solrak, representante de la Federación, quien estaba cumpliendo la histórica misión de visitarlos por primera vez. El también lo expresó así y, luego de un tiempo de complicados ceremoniales, ambas organizaciones establecieron pactos de investigación en común.

   Pero esto no fue todo. Luego de distintas ceremonias, visitas, homenajes y demás, Solrak fue requerido por un grupo de oficiales ya conocedores de los viajes espaciales.

   De modo pues que, una vez ubicados en cierto salón de recepciones, el Supremo Solrak fue “entrevistado” por un grupo de hombres que parecía admirarle y que, en base a sus dichos, recreaban luego en proyecciones delante suyo. Veamos algo de los temas que se hablaron en esa ocasión:

   -¿Cuál es su lugar preferido en el GL (Grupo Local de galaxias), almirante?

   -Es difícil decirlo –contestó a la vez que recordaba un sinfín de imágenes-, pero hay varios mundos en Triángulo que me resultan muy atrayentes. Tengo una especial preferencia por aquellos donde hay cielos azules con soles rojos, y allí hay muchos.

   -¿Y algún elemento cultural en particular?

   -Me gustan las razas con una cultura musical. Recuerdo un mundo, Anat-4, donde casi todo se expresa a través de melodías.

   -Usted es un hombre de acuerdo con su especie -afirmó otro de sus interlocutores. - ¿Ha sentido atracción alguna vez por un pueblo de mujeres?

   -Bien –sonrió Solrak-, reconozco que las mujeres de Belmont-6 (de color celeste) son muy bellas y que apenas se diferencian unas de otras.

   -Almirante –dijo quien lo había interrogado primero- ¿usted siente que en algún lugar ha quedado algo sin hacer?

   Nuevamente Solrak sonrió y dijo: -Siempre lo siento. Creo que aunque viva 1.000 años la vida no me alcanzará para hacerlo todo. El Universo es muy grande.

  -¿Y ha sentido temor alguna vez al ser el primero en llegar a muchos lugares? ¿Un cierto temor a lo desconocido?

  Tras pensarlo un momento, Solrak respondió diciendo: -Temor no es la palabra. Más bien es ansiedad, curiosidad, interés en ver qué hay más allá.  

   -Pero usted es un Supremo, señor.

   -Lo sé pero mi sentir es como el de los hombres solares.

   -¿Y hay algo en particular que lamentó no haber hecho?

   -Sí. No pude hacer que los zegos, de un mundo de Cabra, entendieran que nosotros no íbamos a invadir su mundo sino para conocerlos. Y así hay otras situaciones parecidas. Pero hemos hecho todo lo posible –suspiró.

   -Entiendo –dijo su 2º interlocutor-. ¿Y cuál es el mayor misterio al que se ha enfrentado?

   Luego de meditar un poco, Solrak respondió:

   -En su momento me llamó mucho la atención el “fenómeno de huida” de algunas estrellas. Luego entendimos el por qué –dijo el almirante concitando el mayor interés de toda su audiencia-. Aunque no lo crean, se trata de una señal más de la pre-eminencia del Hombre Solar adondequiera que vaya.

   -¿Es así? ¿Realmente el HS es lo máximo?

   -Creo que lo serán él y sus sucesores dentro de lo que es el MH (Modelo Humano). Desde luego que existen seres mayores pero lo son únicamente dentro de su ámbito. Nada indica que lo sean afuera de él también.

   -Hay quienes hablan de Inteligencias Universales (IU), ¿verdad? –sugirió otro de los entrevistadores.

   -Sí, las hay, pero por ahora no conocemos puentes que comuniquen de forma natural con ellas.

-Entonces, a eso se debe que el HS sea lo máximo de todo el resto, ¿verdad?

  -Aún falta para eso –aseguró Solrak-. Para eso necesitamos primero un dominio completo del tiempo y de las multi-dimensiones.

   -Las multi-dimensiones… -repitió otro interlocutor-. ¿Y qué cree que hay allí?

   -Yo les diría que nos llevarán a una multiplicidad de cosmos, cada uno con sus propias leyes. En cierto modo estaremos acá pero sin estar acá, y estaremos allá pero sin estar allá.

   -¿Qué es lo último que conocen los sabios de la Federación, almirante? –interrogó otro kaluhano.

   -Bien, sabemos que hay cosmos Anulares, Laberíntico y del tipo Receptáculos, con distintas clases de conglomerados. Adentrarse allí significaría, tal vez, desaparecer para siempre.

   -¿Y ha pensado alguna vez en ese desafío para usted, almirante?

   -Sí, lo he pensado… y lo sigo pensando –contestó Solrak haciendo un extraño silencio.

   El almirante ya no dijo nada más y, junto a sus oficiales, se levantó. Poco después, todo el grupo se trasladaba a la nave insignia.

   Sin embargo, de algún modo, Solrak no parecía el mismo. Aún en el salón de mando continuó con su actitud. Aquella visita a los kaluhanos había sido muy importante al unir esta raza a la Federación, pero también le había dejado pensativo sobre algunos temas y también en cuanto al papel que él mismo había cumplido allí. Sabía que para ellos había sido de mucha importancia su visita. ¿Lo sería también en otros destinos adonde llegarían?

   Finalmente, el principal Silaber se acercó a él  y dijo:

   -Almirante, sólo esperamos sus instrucciones, señor.

   -¿Y qué es lo que hay por delante, señor Silaber

   -Estamos en un punto del cúmulo adonde podemos dirigirnos indistintamente a la galaxia de Piscis o de Escultor, por ejemplo. Esas y otras más nos quedan por delante en un radio más o menos de 10.000 parsecs. Todas nos quedan más o menos a la misma distancia.

   El almirante meditó unos momentos y simplemente dijo señalando hacia adelante:

   -Por ahí.

   Continuaba el viaje.