—Bienvenido al periódico. ¡Preséntese en el departamento de fotografía!, allí aguzará el ojo y calmará los nervios, luego veremos —ordenó el director de personal.
Mi jefe era un tipo regordete con holgadas camisas de franela cuadriculada y estaba más ocupado que plomero en submarino, pero se daba tiempo para dar palmadas en la espalda en señal de apoyo. Me confió una Minolta Cube, del radio de una moneda de un centavo que la ajustó a mi frente. Para accionarla se debía pensar en la frase clave, que la cambiaban cada día. Funcionaba como un santo y seña militar. Me destinaron a la sección Obituaria. Debía tomar las fotos de los agonizantes o a escasas horas de fallecer, porque en ese lapso aún no se desintegran los recuerdos.
El periódico contaba con una antigua, pero solvente, central de monitoreo anímico en que ubicaban, a los tipos que estaban por morir; así llegábamos con minutos de anticipación para registrar los aciagos eventos.
El periódico ya no calmaba el mórbido apetito de los lectores con simples coágulos en el papel. Ahora se publicaba el último pensamiento de las víctimas en su manera gráfica original. Aparecía en las contraportadas y se vendían quincenalmente en cromos coleccionables y el álbum, por supuesto, lo editaba el periódico; negocio redondo.
Me correspondió también fotografiar delfines, ballenas, lagartos, seres de los cuales las masas mostraban especial interés en conocer aquellas imágenes o rudimentarios pensamientos que ocupaban sus cerebros al morir. Sacrificábamos, en secreto, animales elegidos para tener material cuando afuera escaseaba. Hice muchas fotos de este tipo, pero la que me dejó profunda marca fue la de un ama de casa que vació su ametralladora sobre unos asambleístas en ciudad Alfaro y luego de ser alcanzada por un proyectil de la guardia de corps, se desangraba en la vereda.
Llegué con anticipación. Había llovido, los espejos de agua reflejaban la hemoglobina, las luces blancas de los edificios y los destellos naranja de los autos. “Vive en tu mundo. Juega en el nuestro”; dije el slogan del patrocinador y se encendió la cámara. Fotografié su último pensamiento antes de que exhalara. En el cuarto de revelado me pasmé: la foto trataba de la receta para la preparación de pan con higos. Con esa ganaba el Pulitzer y por el mérito fui transferido a la oficina de Redacción y Saltos al Arcano.
—Mr. A.B. El Oltt Newspaper le da la bienvenida a su nuevo despacho. Usted está en el centro de la curva cerrada y el área excluyente, el espacio a veinte metros de su oficina, lo compone el disco duro, ahora en estado líquido (máquina apagada). Su tarea es viajar y hacer las correcciones.
Cuando se hace el viaje desde esta burbuja; se debe cerrar las otras ventanas de navegación porque se corre el riesgo de mezclar las cosas; ya hubo antecedentes en un compañero que investigaba los bombardeos nazis sobre París y debía hacer una corrección menor: poner las tildes en un párrafo social y cargar el cyan de una foto. Sucede que apareció el idiota, en la sala de preprensa, a las tres de la mañana, de un lunes fatídico, para exigir que carguen el cyan al cien por ciento en una foto en duotono de Neofrasto Isch, el cómico solar. El pelotas no apareció solo sino que trajo consigo, en una nube metálica, a los bombarderos que liberaron su carga y convirtieron en caca de mono el edificio, junto con el espacio involucrado en seis manzanas a la redonda. El periódico envía a corregir unas tildes y un idiota les vuela la cara. Sardónico el asunto. La noticia fue publicada en un periódico paralelo de menor tiraje, el RPN (REALIDADES PARALELAS NEWS) de Cuenca, donde el aceite es la crónica insólita. Título: LOS ALEMANES OTRA VEZ. Subtítulo: Bombas dan un salto retrospectivo y aniquilan el Oltt Newspaper.
—¿Cómo es posible que si se destruyó el edificio sigamos trabajando en él?
—Simple. Enviaron a dos tipos a corregir ese error. No han vuelto. Por eso quedó está vacante. Habían dejado de existir todos los compañeros y solo se salvó un bodeguero, que estaba de comisión en Tulcán, él refundará el periódico y las cosas quedan como las ves ahora.
—Bueno, manos a la obra.
ARREGLO 1 DE 4
Corrección: La primera foto del segmento “Para apurados” de la página 2, de la edición de ayer, está cambiada. El titular dice “Dos ex vocales intentan volver al CNJ”, pero se ilustra con una foto de los familiares de la enfermera Tania Armas, quien fue asesinada el viernes. Lo correcto era poner una imagen del edificio de la Judicatura, que ayer fue cercado por varios policías. Lamentamos el error.
Me preparaba para ejecutar la orden cuando recibí la disposición de suspender las cosas porque los de contabilidad enfocaron el problema de otra manera. Hicieron números y les resultaba más barato, en temas puntuales, cambiar el pasado que enviar a alguien a corregir los errores. Para demostrarlo publicaron, a propósito, cambiado el título de un libro. Debía decir: “La estructura de los peones en el centro del tablero” obra de B. Pertis y por maquinada equivocación, lo publicaron como “Ocho partidas abiertas”.
Un tipo del Departamento de Correcciones baja para “hablar” con B. Pertis los días en que inicia el libro. Es su cumpleaños 32 y acaba de escuchar “estas son las mañanitas” por teléfono, en la voz de su tía Imelda. Cuelga la bocina, contemplando a una diminuta araña que asciende por la pared, cierra la analogía del movimiento de la araña hacia el peón como tema central de su obra; momento en que entra en escena el Oldtt Newspaper para convencerlo de que la obra sería más valiosa si se enfocara en los movimientos opertores del peón. Esa es la versión administrativa del embrollo, pero en realidad todos sabemos que hay otras variables que deben coincidir para que esto no suene tan fantástico y es así: llega desde el futuro el supuesto corrector y sencillamente le ofrece un fajo de billetes al ajedrecista B. Pertis para que escriba lo que desee, pero le ponga el nombre “sugerido” por la redacción. Cuidan que los billetes correspondan a la fecha del momento ya que entregar un billete con fecha del futuro resultaría incongruente; de eso se ocupa otro departamento y preferiría renunciar a trabajar allí, que no está por cierto entre los más aborrecibles.
—Alejandro, los viajes al remoto para negociar son una tarea para principiantes. He revisado su hoja de vida, ha ganado concursos de pintura y dado talleres de Pensamiento Creativo, eso nos será útil en algo nuevo. Desde hoy, le duplicamos el suelo y queda a cargo del Departamento de Injerencia Creativa.
Emulado de las agencias de publicidad, “el creativo periodístico” es un sujeto que se dedica a visualizar eventos. Cuando el periódico detecta que estará bajo de acontecimientos, él los imagina y envía gente a desatarlos. Es como un galeón atrapado en los sargazos que hila su propia corriente de viento. Allí me sentí como un ángel en el límite del Universo con la potestad de crear mundos para dar sentido al Big Bang.
El periódico detectó que, para mediados del semestre siguiente, las noticias solo abarcarían páginas sociales, el accidente de una astronave china tratando de alunizar, un terremoto de ocho sobre lo que queda de las Kuriles y un científico de avanzada que deseaba curar el calentamiento global vía hipnosis. Con esto no se llenaba la tirada del periódico, así que allí entra en juego el departamento este que desata eventos paridos de la fértil imaginación del “creativo periodístico”. Asignaría androides bomba a las milicias civiles de Colombia para que se autoinmolen cerca de los soldados destacados tras la ocupación de Medellín. Con ello la potencia entraría en debacle tras esta guerra anti popular y además carísima, dedicada a combatir supuestamente el narcotráfico —lo que en realidad les interesa sería controlar el mercado de artesanías—. Forraría de plomo las cañerías de agua que abastece a la clase gobernante, para que, al estilo romano, entren en decadencia los bogotanos. Aceleraría las placas con retro imanes, para que se liberen terremotos sobre California, con lo cual se borrarían las ciudades del oeste. Generaría la primera “Guerra del Agua” entre los estados de Iowa y Nebraska. En fin… eventos que contribuyan a que se tambalee, pero no muera el imperio, ¿para qué? Respuesta: Millones comprando periódicos para enterarse de las migraciones masivas de gringos hacia México o de los europeos cruzando el Mediterráneo para refugiarse en el África huyendo del frío. Con todos estos sucesos entraría en crisis la reserva de papel periódico sahariano y sería necesario echar mano de la reserva de papel artificial del valle del Gobi para cubrir así las enormes tiradas. Se llega incluso a proponer impresiones en papel de baño dada la escasez.
—Dejemos las cosas como están. Esto no nos hace mejores —fue lo más creativo que propuse al final de ese primer día de trabajo como creativo periodístico—. Sostengo que la verdad no es patrimonio del sexto sentido. Etzu afirma que “El hombre no se equivoca, sino que toma la decisión correcta, en virtud de la información que el comunicador le suministra”. Larrañaga opina que “La intervención del periodismo en el destino de los hombres contradice la teoría de la supremacía del más fuerte y lo que consigue solo es otorgar vida asistida a los débiles”. Además en el Manual de Estilo del periodista atemporal, en lo que abarca Ética y Curva de Aprendizaje afirma que…
—¡Basta jovencito! Usted es un periodista, no un teólogo; esas son excusas de la gente que discrepa con nuestros métodos. La compañía está interesada en que las cosas sean bien contadas y se gane plata; eso es todo. Alejandro, este periódico es el libro de texto con que se enseñará Historia en el futuro ¡y punto!
Ya debería poner en práctica nuestros métodos el Ministerio de Defensa; así nunca perdería una batalla, porque enviarían a corregir los errores tácticos hasta de Vietnam y llegábamos a Marte antes de 1983 y a Plutón en el siguiente verano. O mandaban a un escuadrón de correctores a asesinar, mucho antes, al hombre de Neardenthal para hacernos con antelación de sus recursos y a estas alturas del tiempo ya estábamos bronceándonos en una playa lejana con los rayos de Sirio. El Periódico ha invertido un ojo de la cara en su entrenamiento y en las burbujas que avizoran los mundos paralelos. Así que, deje la filosofía profunda a otros.
—Señor, algo debe estar mal. Yo, en mis adentros, añoraba con ser solo un chef. Lo mío es la gastronomía retro. Sueño con asar un Parasaurolophus.
—¡Y qué carajo es eso! Alejandro, no sea bisoño. Ayúdenos. Los accionistas del periódico están muy preocupados. No sucederá nada importante en el mundo en el próximo semestre. Invente algo. Enviemos mercenarios al futuro para que provoquen eventos. Asesinemos a mandatarios, incitemos desfalcos, desatornillemos el sanitario de la Estación Espacial Azimov y que se desplome sobre Chile. Provoquemos la extinción de las mujeres y que solo quede una aislada rubia en un zoológico berlinés y le hacemos una entrevista antes de que muera. ¡Santo Dios!, eso sí sería una primicia. Tengo una idea con la que correría tinta y papel sin parar: sacamos el Arca de la Alianza del Museo de Turquestán y la abrimos en un desfile de Karl Lagerfeld en la pasarela, con modelos pigmeas saturadas de Chanel y guiamos a todos esos espíritus, que salpicarán del arca, hacia las decoraciones venecianas para que descascaren, con su pastoso aliento, los museos y palacetes; de ello saldría una preciosa separata exhibiendo las residencias italianas despostilladas. ¡Eso sí se vendería! Y tendríamos muchos anunciantes, todo el mundo se bronquearía por un espacio en nuestra gaceta…
Un día difícil, me marché a casa temprano: dormir, hacer el amor, comer; las cosas humanas me levantan el ánimo.
El olor a pavo chamuscado hacía aguas en el horno. Salté a la cocina para rescatarlo. Después de todo sabía delicioso y… con vino todo pasa. ¿Parasaurolophus? me daré el gusto de comprar un trozo a fin de mes, el valor del kilo es exorbitante. Un equipo del matadero público hace un viaje retro, al Jurásico concretamente, para satisfacer la demanda.
Ayer será otro día.