Haro, La Rioja, 1992.
Oculta tras un muro en una antigua bodega, aparece una cuba cerrada y recubierta de cruces. Su mera presencia irradia un aura de terror y misterio que atrae a un grupo de jóvenes y los incita a descubrir su secreto. Esta curiosidad será la chispa que dé inicio a una espantosa ola de crímenes, una orgía sangrienta asociada a una herencia y un linaje malditos.
Silvia Eguíluz, autora de novela negra, nos deleita con un relato de horror fermentado entre paisajes, tradición y viñedos.
Porque toda tierra tiene su propio monstruo.