Vienen a por ti. Ignoras qué o quiénes son, pero tienes miedo. Procuras avanzar mientras te balanceas en la cuerda floja de la cordura, entre la angustia y el desconocimiento de lo que te persigue. Un abismo de negrura y desolación se abre bajo tus pies. Te paraliza, pero no debes perder el control. Te aferras a la determinación para seguir adelante. Sin embargo, tu cuerpo y tu mente no te obedecen.
El miedo, esa emoción primaria que funciona como mecanismo de defensa ante el peligro y activa tus sentidos. La cuestión, lo que verdaderamente supone un punto de inflexión, es determinar si se trata de un temor racional o irracional. El libro que tienes en tus manos contiene una buena dosis de ambos. Y es que, pese a ser una sensación en ocasiones angustiosa y desagradable, es capaz de provocar en quien lo padece una adicción fuera de todo límite.
Si eres valiente, quizá temerario, y estás dispuesto a cuestionar lo que se oculta en los recovecos más profundos de nuestro raciocinio, no lo dudes: has elegido bien.