Dicen que el amor mueve el mundo. Tú y yo sabemos que no es cierto. Lo que mueve el mundo es el miedo. Miedo a perder el amor, a perder la juventud, a perder a tus seres queridos. Miedo a perder la vida. Cuando pierdes todo aquello que querías, todo aquello que necesitabas, sólo te queda una cosa: la tristeza. Y si hay una certeza escondida entre las piezas de ficción mínima que forman las siete patas rotas de este escarabajo es, sin duda, la tristeza.