El lector tiene la impresión de hallarse ante una nueva Historia de Soduma. Spaceport City es un paraíso de casitas diseminadas entre jardines y piscinas. Automóviles centelleantes van y vienen por las cuidadas avenidas. Es un mundo irreal donde vive un puñado de elegidos, científicos de fama mundial que trabajan en los proyectos espaciales, que viven de lunes u viernes la aventura fascinante del espacio y que luego, los fines de semana, se entregan alucinados al vacío inmenso que va minando su voluntad. Spaceport City alcanza el más elevado índice de divorcios. El sexo, el alcohol y las drogas son la única salida para unas vidas de tensión desorbitada. El Dr. Barnes llega tras ocho años de ausencia. Pesa sobre él el estigma de haber sido el único astronauta cuya misión se considero fracasada por incompetencia y cobardía. Tendrá que demostrar lo contrario y luchar contra la doble pesadilla que le atenaza por las noches, cuando se siente de nuevo atrapado en una cápsula espacial y la pesadilla cotidiana de convivir con unas gentes, que poseen el más alto nivel de vida y depravación.