El MÚLTIPLE, el árbol llamado Hurr por las criaturas capaces de gruñir, tenía setenta y siete párpados engarzados en su nudoso tronco. Numerosas decenas de ellos estaban cerrados la mayor parte del tiempo. A veces abría alguno. Los ojos que había debajo eran de las más variadas formas y colores. Algunos eran ojos de pájaro, otros de niño, otros de lobo y otros de anciano.
Un día, de pronto, encontró un objeto al que nunca antes había prestado atención: un libro. Y supo entonces que necesitaría los ojos de un ser humano para aprender a leer