En 1940, Heinrich Himmler, comandante en jefe de las SS, visitó la montaña de Montserrat. Buscaba, según numerosos rumores, el Santo Grial, que los nazis creían formaba parte del tesoro cátaro y que podía estar adornado con una joya desprendida de la corona de Lucifer durante las guerras angélicas. Soldados alemanes a las órdenes del coronel Skorzeny, el hombre que rescató a Mussolini y que más tarde intentó asesinar a Eisenhower, exploraron las numerosas cuevas a lo largo de varios días, y uno de ellos, Wolfgang Hölm, al parecer lo encontró, pero no reveló su hallazgo. Años más tarde sería su propio hijo, Alfred Steiner, el que se encargaría de extraer el preciado objeto con el fin de desvelar sus secretos.
Las semejanzas entre las diversas religiones aparecidas a lo largo de la historia en Oriente Próximo y las riquísimas mitologías en que se sustentaron, los libros de magia y ocultismo más famosos de todos los tiempos, y disciplinas como la alquimia y la astrología, son piezas claves de un misterio enterrado en el tiempo, que el arqueólogo logró desentrañar.