Las sombras proyectadas por la opresión del imperio austriaco, el recuerdo de la frustrada Revolución Francesa, los avances del industrialismo, contrastan con la indiferente limpidez del lago de Malafrena, especie de centro del mundo para los personajes de este nuevo relato ambientado en Orsinia (la ficticia nación europea que enmarcaba los cuentos del volumen Países imaginarios) en la primera mitad del siglo XIX.