Los Radley solo quieren ser una familia normal en un vecindario londinense normal. En el fondo, son un matrimonio con desavenencias, dos hijos adolescentes con crisis de identidad y un tío demasiado insensato. Podría decirse que son de lo más corriente, si no fuese por el pequeño detalle de que son vampiros.
Hasta el momento, su vida ha consistido en cenas con sus vecinos de Bishopthorpe y en la abstinencia. Mucha abstinencia. Pero el caos está a punto de desatarse. Cuando atacan a Clara, la hija adolescente, de camino a casa tras una fiesta, ella y su hermano Rowan por fin descubren por qué no pueden dormir ni comer ensalada tailandesa sin miedo a asfixiarse ni salir a la calle a menos que se embadurnen de protector solar.
Con la visita de su mortalmente despreocupado tío Will y con la policía cada vez más recelosa, la vida en Bishopthorpe cambiará radicalmente.