En esta novela asistimos a la resurrección del viejo pueblo barptur, aunque no sin traumas: A pesar de la aprobación del gobierno valerano, los temores han podido más que la solidaridad y ha transcurrido el tiempo sin que la máquina karendón, trasladada a Valera, haya sido activada... Y lo peor es que las posibilidades de que los barpturanos sean materializados son cada vez más remotas, puesto que una violenta insurrección popular obliga a los gobernantes del planetillo a reconsiderar su decisión.