La anciana señora Vickerman vive sola en un viejo caserón, tan aislada que durante años nadie la ha visto, ni siquiera su hijo Ted. Es una mujer excéntrica y huraña –además de millonaria–, y parece no querer tratos con el resto de la humanidad. Pero cuando recibe la visita del abogado de su hijo no tiene más remedio que invitarle a un té, ya que viene a hablar de dinero… y ella preferiría ver a su hijo muerto antes que dejar que le arrebate un solo centavo.
Lo que la señora Vickerman no sabe es que el hombre que la visita no es quien dice ser, aunque muy pronto comprenderá sus auténticas intenciones. Pero puede que la señora Vickerman tampoco sea exactamente una frágil e indefensa anciana… El hombre trajeado que en estos instantes comparte un té con ella descubrirá, esta misma noche, el oscuro secreto que la vieja esconde consigo entre las paredes de aquella solitaria casa en mitad de las montañas.