Como en todo la obra de Jack London, la naturaleza está muy presente en La peste escarlata (1912), con la salvedad de que en este relato el mundo salvaje ha ganado la contienda, a expensas de los excesos y avaricia de la especie humana. En la presente obra, London se sumerge en los terrenos de la ciencia ficción y describe, a través de los ojos de un viejo profesor universitario, un mundo que ha sido arrasado por una extraña enfermedad que destruyó a la civilización. Las ciudades han desaparecido bajo el manto verde de las junglas y los bosques, y los pocos hombres que quedan han vuelto a un estado primitivo, tribal. Solo el protagonista recuerdo el mundo pasado y de él depende que germine la semilla de una nueva civilización.