En el Madrid de 1966 el Metro crece de forma imparable. Mateo Lafuente y Pedro Salazar, trabajadores del turno de noche, son testigos de la gran carga de trabajo que generan las obras de ampliación.
La vida de Mateo cambia de forma radical tras la muerte de su mujer y su hija Lucía en un accidente a la puerta de su casa. Además, la Compañía Metropolitano de Madrid decide clausurar la estación de Chamberí, cuyo trazado en curva complicaría una posible reforma. Era la estación favorita de la pequeña Lucía, quien siempre afirmaba que estaba llena de luces.
Tras el cierre, una noche Chamberí aparece cubierta por una fina capa de arena de playa que desconcierta a los trabajadores, quienes en días sucesivos encuentran bajo el arco ciego del andén varios objetos que tienen un origen común: el mar.
La convicción de Mateo de que Lucía intenta ponerse en contacto con él lo lleva a pensar que la estación de las luces es un lugar en el que la vida y la muerte convergen.