Magie Anderson nació con una característica muy particular: tiene un hilo negro atado al dedo anular de su mano izquierda. Juega a enredarse con él y dibuja siluetas misteriosas sobre la mesa del salón. Con el tiempo descubrirá por qué arrastra ese hilo y la patológica obsesión que hay al otro extremo.
En esta historia de terror surrealista los fantasmas se refugian en tambores de lavadora para no tener que afrontar el desasosiego del Más Allá y Dios es una niña de nueve años que vive dentro de una urna de cristal en una base secreta de Nebraska. Por cierto, lleva meses sufriendo una grave depresión y demostrando preocupantes tendencias suicidas. En el mundo de La curación las máscaras son más sinceras que los rostros que ocultan y los pensamientos, cuando son intensos y persistentes, monstruos gigantes hambrientos de odio y soledad.