Especie de extrapolación al futuro lejano de la sociedad del imperio Romano, con aderezo de elementos técnicos futuristas (robots, androides, naves espaciales, campos antigravitatorios, etc.) Un imperio a nivel galáctico que tiene su capital en la peculiar ciudad de Olimpia sita en un planeta que no es la Tierra. El intento de magnicidio (o como se diga el intento de asesinar a un emperador galáctico: Antheor III) por parte de un terrestre (Shanti Belt) comisionado por una pequeña organización de la E. I. (elite intelectual) de ideas demócratas que sueña con implantar la democracia en toda la galaxia, constituye el inicio del libro y el final en lo que respecta a dicha intención; a partir del frustrado intento nuestro protagonista pasa de ser un simple mortal a formar parte de los larios, algo así como los antiguos patricios romanos, protegido por Svetania, la hija del emperador, y a formar parte de un escogido club imperial de intelectuales: el club de los hombres que piensan (sic.); en el se relacionan y conviven representantes puramente teóricos, puesto que no hay más ideología permitida que la imperial, de otras teorías políticas: imperial (tiranía-dictadura), religiosa (integrismo), comunismo y democracia (nuestro frustrado asesino), protegidos por el manto de Svetania que, junto con su hermano, disfrutan de misteriosos poderes.Aventuras espaciales, alta política imperial, mezcladillo de diosos greco-romanos puestos al día, todo ello en un entorno imperial tambaleante y lleno de enemigos, es, en lo fundamental, el libro.Para alguien que con algo de edad, ¡no mucha!, recuerde el pasado reciente de España, o bucee, o haya leído algo sobre la famosa transición democrática, encontrará en la novela connotaciones del espíritu con que se vivió dicha época y en la que el autor la escribió, y al que no pudo evitar substraerse. Y quizás sea esto lo más significativo y curioso de la novela.