Los "platos voladores" no son un mito, sino una realidad. Así lo constata Ron Barron al localizar uno que ha descendido en los alrededores de la ciudad en que reside. Al ir a investigar los restos del extraño aparato, se encuentra con uno de sus tripulantes que ha quedado herido en el accidente. Se inicia entre ellos una amistad que ha de llevarlos a consolidar los vínculos entre dos razas de orígenes netamente opuestos. La intervención de los militares que consideran a la nave y a su tripulante como representantes de un enemigo peligroso, se interpone entre ambos, y llega un momento en que, debido a ello, nuestro mundo corre el peligro de ser destruído por completo. Empero, la decisión de Ron y de su amiga Anne, suaviza las asperezas y permite que Clonar, el visitante proveniente de las estrellas, pueda comunicarse libremente con otros representantes de su raza.