Los otros dos se giraron rápidos como centellas. Uno se apresuró a desenfundar su pistola, mientras que el otro se abalanzó contra mí con las manos convertidas en garras. Se encontró con un tahn wyla que le partió la cabeza en dos como si fuera un melón maduro.
El cadaver rodó hasta caer por el borde del tejado del vagón hacia la oscuridad. Me quedé de pie y preparado, con Barbarizadora estremeciendose en mis manos. El vessorita que quedaba retrocedió sin dejar de apuntarme con una pistola automática de gran calibre. Apenas podíamos permanecer en pie, y teníamos que esforzarnos por mantener el equilibrio, tal era la fuerza de la tremenda ventisca.
Disparó una vez. Un ulsar desvió el proyectil. Disparó de nuevo, y casi se cayó al resbalarle los pies. Hice un uin ulsar que lanzó el proyectil hacia la oscuridad.
Me llamo Gregor Eisenhorn. Soy el hombre al que tenéis que matar.
La Inquisición libra una guerra secreta a lo largo de incontables mundos contra los enemigos más repugnantes de la humanidad: el alienígena, el impuro y el pagano. Cuando el enfrentamiento contra un antiguo enemigo se vuelve mortífero, el inquisidor Eisenhorn se ve obligado a tomar medidas terribles para salvar su propia vida y la de sus compañeros. Pero ¿durante cuánto tiempo puede tratar un individuo con el Caos antes de convertirse en aquello mismo que ha jurado destruir?
Inquisidor Eisenhorn - 3
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