Tal vez sin el desastre de la nave «Descubrimiento» Javier Ortega no hubiera llegado a conocer nunca su poder. Pero su sorprendente vuelta a la Tierra desde centenares de años luz de distancia lo enfrentó a un nuevo y aterrador conocimiento: no sólo era capaz de cambiar lo que le rodeaba, sino de dominarlo por completo. Y así, Javier Ortega supo la gran verdad del Universo del que creía formar parte: que nada es real físicamente, que el Cosmos entero es creación de unos pocos, y que él había irrumpido en un nuevo plano de realidad en donde solamente tenía dos opciones: unirse a la élite de los creadores... o perecer.