Todo comienza como si se tratase de una de lluvia de ideas. Imágenes y conceptos inconexos. El pantano. Un pájaro muerto. La llave. El cadáver desnudo de una mujer. La dichosa cajita. La nube tóxica. La locura. Quizás esté contando demasiado, pero esta historia tuvo su origen en los laboratorios de un dios inexistente, un ser anodino que trabaja en una fábrica de agujeros negros.
El propio Universo se devora a sí mismo.