Después de calibrar sus propias fuerzas y las del enemigo thorbod, tapos y renacentistas llegan a la conclusión de que muy poco o nada es lo que pueden hacer por la defensa del circumplaneta, recibiendo además un ultimátum de los thorbods: O evacúan Atolón, o se someten a la autoridad de sus nuevos amos renunciando a tener hijos y conservando su autonomía únicamente mientras los hombres grises no tengan necesidad de su territorio.