Una vez hechos con el control del autoplaneta tras sufrir las bajas de veinte mil combatientes, y a salvo en las profundidades del espacio, los valeranos proceden a reducir los últimos focos de resistencia enemigos a la par que reparan los importantes destrozos en el planetillo y comienzan la construcción de una nueva flota sideral que pueda reemplazar a la robada por sus enemigos