La muerte del rey de Shad, viejo amigo de Kirk, plantea una difícil situación política: en el reino existe una guerra civil latente atizada por los klingon, que nunca han ocultado sus ambiciones expansionistas. La joven princesa Kaylin, heredera legítima, ha de demostrar que posee los poderes mentales que exige su puesto. Spock y McCoy tienen que hacer posible que estos se revelen, y la Enterprise se encargará de llevar a la heredera a su reino. Pero para ello es preciso sortear la férrea vigilancia de los klingon.