El joven señor regresa de su búsqueda. Es motivo de gozo para su familia y sus aliados. Su señor padre decreta fiesta, se abren las despensas del castillo , se sacan los barriles del vino bueno y las mejores viandas, se despliegan los estandartes, se cantan canciones y se cuentan historias.
Han sido veinte veranos de paz, de campos bien labrados y cosechas abundantes, de caminos seguros y noches serenas, de prosperidad para el reino y sus gentes. Pero mientras los jóvenes festejan la hazaña de su amigo y la bella gente danza, los pecados de sus padres amenazan su futuro y un viento de tormenta comienza a cobrar fuerza.