El fin del mundo carecía de nombre propio. El propio Careen Temar había escrito: «no se puede nombrar aquello que no nos pertenece; no se puede nombrar aquello que no existe». La Hija de Careen Temar buscó su hogar.
La hija de Careen Temar huyó de su hogar. La hija de Careen Temar fundó un hogar. Esta es una historia de personas sin nombre, que no pertenecen a nadie, que apenas existen en el orden de las cosas tras la gran guerra. Esta es una historia de nombres cuyo eco resuena tras el fin de los tiempos.