Dimas vive en una casa en la que siempre hay compañía. Tal vez no es la que tú y yo esperamos, pero su madre sí. Porque Dimas, como ella, puede ver a los muertos, hablar con ellos y hasta discutir si se tercia.
Pero la vida no puede reducirse a la muerte. Dimas sale a buscar la felicidad al mundo exterior cuando las cosas empiezan a ir mal en casa y lo que encuentra es lo que vas a descubrir en estas páginas si te atreves a entrar en su casa.